Ciriaco Navarrete Rodríguez
La dictadura gubernamental de Kim Jom-un, Presidente de Corea del Norte, ha llegado al extremo de limitar a solamente quince cortes de pelo por año, para las mujeres y para los hombres, y además, está prohibido teñirse la cabellera.
En las peluquerías de la ciudad de Pyongyang, capital del país, hay guías ilustradas en las que se muestran los cortes de pelo legalmente aceptados para las, y los coreanos.
Cada estilo es muy parecido, pero el pelo largo definitivamente está prohibido, lo curioso es que el corte distintivo del presidente Kim Jom-un, no se encuentra en los muestrarios ilustrados.
Hace pocos días, en un enorme desfile militar, Corea del Norte dio a conocer sus seis misiles balísticos lanzados desde un submarino, como respuesta a los Estados Unidos de América, por haber hecho el desplazamiento de un gigantesco Barco de Guerra hacia la península de Corea.
A pesar de eso, los periodistas que fueron invitados como testigos de ese desfile militar, aseguran que la vida cotidiana de los coreanos se observa con normalidad, a pesar de ese desplante de poderío bélico que fue realizado en la capital coreana, con motivo de la celebración de “El Día del Sol”, que es la celebración nacional más importante.
Corea del Norte, desde 1948, ha sido gobernada por la Familia Kim, y desde entonces cuenta con un Gobierno Totalitario, que mantiene a esa nación muy aislada del mundo entero; pero sus ambiciones nucleares han aumentado en los últimos años.
La dictadura coreana es una clara muestra de una de las más feroces dictaduras gubernamentales en la que se observa una gran semejanza con las Dictaduras China, en Asia, y las latinoamericanas de Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Pero en los restantes países subdesarrollados como México, el totalitarismo es más moderado, y nuestros gobernantes, con gran desfachatez suelen llamarle democracia emergente y participativa.
Esa falsedad es un disfraz del centralismo empobrecedor como el que padecemos los mexicanos, y a pesar de esa realidad, nuestros políticos y gobernantes, de manera insistente le siguen llamando democracia, como si con sus palabras nos dijeran una verdad irrefutable.
Llama mucho la atención el entusiasmo de la Senadora mexicana Alejandra Barrales, quien es una entusiasta lideresa nacional del Partido de la Revolución Democrática, pero luce como una gran mujer de talento desperdiciado, debido a que su bandera de lucha está equivocada.
Eso nos permite recordar los floridos discursos clientelistas que se pronunciaron el pasado “Día Internacional de la Mujer”, en cuyas piezas de oratoria, se les habló con la verdad, porque son ellas los pilares fundamentales de la humanidad, pero no están debidamente valoradas, ni incluidas en los mandos gubernamentales, donde aun prevalece el misoginismo.
Menos mal que no estamos tan sometidos como las y los habitantes de Corea del Norte, pero no estamos muy lejos. Pero ojalá que jamás lleguemos a sufrir ese aberrante tipo de dictadura.
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