PODER POLÍTICO – El pueblo mexicano históricamente ha sido engañado por el Presidencialismo del Siglo XX

Ciriaco Navarrete Rodríguez

En el proceso de mis investigaciones cotidianas no me he sorprendido al escuchar a los compatriotas jóvenes y viejos, que expresan opiniones totalmente ajenas a nuestra complicada realidad nacional, y no me siento sorprendido porque en la conciencia de nuestros compatriotas prevalecen las creencias generadas por el exacerbado “presidencialismo” convenenciero, creado por el Ex-Presidente Lázaro Cárdenas.

Esa es la herencia maldita que nos legó, ese compatriota que muchos mexicanos reconocen como el mejor Presidente que tuvo México en el Siglo XX, cuando en realidad es todo lo contrario.

El Presidencialismo consiste en  la concentración legal del Poder Presidencial en manos de un solo hombre, porque para aquellos ayeres, la mujer carecía de derechos políticos y por eso mismo era imposible que fuera elegible para ocupar algún cargo público.

La legalidad para concentrar el poder en el Presidente en turno, quedó tramposamente establecida en el espíritu y contenido del Artículo 27 Constitucional, en cuya redacción lingüísticamente incorrecta, el Constituyente de Querétaro, hizo uso y abuso de una semiología convenenciera, en la cual, claramente se trasluce que el dueño de la República es el Presidente México.

Para comprobarlo, analicemos juntos esa redacción que inicialmente dice: “Las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, pertenecen originalmente a la nación (sic), y debiera decir, que pertenecen al pueblo mexicano, tal como están redactadas las Normas Constitucionales de las siete únicas democracias del mundo.

Esas siete democracias verdaderas, no son como el invento mexicano Estados Unidos de América, Japón. Alemania, Canadá, Francia, Italia, y el Reino Unido de la Gran Bretaña (integrado por Escocia, Gales, Irlanda del Norte e Inglaterra).

Ese Artículo 27 Constitucional, sigue diciendo: “la cual”, estas dos palabras equivalen a repetir la palabra “nación”, , y debiera decir, y el “Gobierno”, ha tenido y tiene la facultad de asignar el tipo de propiedad del la tierra.

En ese caso, el rostro del gobierno se oculta arteramente detrás del concepto de nación, que dicho sea con rigor lingüístico correcto, equivale a “territorio, pueblo y gobierno”.

Y si nos vamos a la concepción jurídica, dicho coloquialmente, el territorio “no habla, el pueblo no decide, y por eso mismo el único facultado para asignar el tipo de propiedad de la tierra, es el Gobierno”, el cual se sustenta en la Normatividad Constitucional, y usa como herramientas gubernamentales, los Códigos y Reglamentos e inclusive las Jurisprudencias, que constituyen lo que se llama estado de Derecho.

Debido al exacerbado presidencialismo, la tan cacaraqueada separación de poderes, es igualmente falsa, porque queda claro que el Presidente de la República, es el dueño absoluto de las riquezas nacionales, pero para ocultar ese totalitarismo a diario se nos dice que todas las riquezas del país, son legitima propiedad legítima del pueblo mexicano.

Eso nos dice el Presidente en su diarios discursos cuando se refiere al petróleo principalmente, pero nunca nos habla de las riquezas atmosféricas, de los mares territoriales, ni de los más de once mil 500 kilómetros de playas y costas, que son explotadas por muchos concesionarios extranjeros.

Tampoco se nos dice dónde va a parar las más de 800 toneladas de oro que se extraen cada año, en las minas concesionadas a extranjeros principalmente.

Queda claro que el Presidencialismo durante el sexenio presidencial de Don Lázaro Cárdenas, es el gigantesco instrumento gubernamental que le sirve al Primer Mandatario del país. Engañar y someter al pueblo mexicano al histórico proceso de empobrecimiento creciente, que es el principal generador del hambre y la desesperación de las familias mexicanas, cuyos hijos son altamente vulnerables y con facilidad suelen supuestamente refugiarse en la delincuencia. ¿Eso será justo, y democrático?

E ‘malí: [email protected]