PODER POLÍTICO – Serias deficiencias del gobierno en materia de educación

Ciriaco Navarrete Rodríguez

Estamos finalizando el año escolar, y por donde quiera se observa la algarabía de los educandos que terminan su educación primaria, secundaria o preparatoria, pero muchos de los que se gradúan no saben si podrán pasar a niveles superiores de estudios.

Esa realidad pasa de ser todo alegría, y se torna a una gran tristeza para aquellos estudiantes que por diversas razones no podrán acceder a un nuevo nivel de educación, porque sus padres no cuentan con los recursos económicos necesarios para pagar los gastos que implican los estudios futuros de sus hijas e hijos.

Ese es uno de los serios problemas que existen entre los estudiantes mexicanos de muy escasos recursos económicos, porque aunque existe el programa de becas para ayudar a las familias pobres, es muy poco el dinero que se ofrece para apoyar la formación escolar de los estudiantes.

Nada se puede hacer con una beca de doscientos pesos mensuales que se les proporciona a los estudiantes de Secundaria, pues esa pequeña cantidad de dinero no les alcanza ni para pagar su transportación, y mucho menos para llevar algo de dinero para comprar algún alimento es el interior de la escuela.

Tal realidad económica la padece la mayor parte de los estudiantes, pero eso no es todo por lo que sufren, porque además, prevalecen otros motivos que también impactan en su estado de ánimo, tales como las deficiencias de algunos docentes que debido a su improvisada y baja formación pedagógica y didáctica, suelen confundir  la disciplina con la conducta de sus alumnas y alumnos.

Eso es grave porque los académicos deficientes que asignan calificaciones bajas y hasta reprobatorias, a sus alumnos indisciplinados, no toman en cuenta que son ellos, los propios docentes, los principales responsables  de esa indisciplina, que nada tiene qué ver con el buen aprovechamiento escolar que determina la conducta del estudiante.

Por si fuera poco, hay docentes que en complicidad con los directores y subdirectores, pasan por alto la temporalidad del aprendizaje de sus alumnos, ya que no toman en cuenta que el proceso de evaluación de sus alumnos se debe dar en dos tiempos, la inmediata, que se debe realizar durante la clase, y la diferida que corresponde al desempeño en la aplicación del conocimiento adquirido por cada estudiante.

Esa grave complicidad se debe a que hay muchos directivos de las escuelas de todos los niveles y modalidades de la educación, que carecen de los conocimientos más elementales de pedagogía y didáctica, porque es posible que hayan arribado al cargo por la vía del influyentísimo oficial o sindical.

Eso mismo suele suceder con algunos, y quizá muchos docentes cuyas plazas son producto del influyentísimo y no de la capacidad profesional demostrada plenamente, y además habría que investigar cuanto pagaron por sus plazas durante la época en que ese mercado era cosa de todos los días.

Sería muy justo que los los gobernantes, los directivos y los docentes, se preparen seriamente para cumplir a cabalidad con sus tareas académicas, ojalá que así sea.

E ´mail. [email protected]